Dos meses después de las elecciones presidenciales de 2020, menos de un día después de que el Congreso certificara los resultados del Colegio Electoral, y enfrentando una creciente presión para renunciar, Donald Trump finalmente admitió el jueves que había perdido y que no cumpliría un segundo mandato.
“Ahora el Congreso ha certificado los resultados. Una nueva administración se inaugurará el 20 de enero”, dijo Trump en un video de dos minutos publicado en su Twitter. “Mi atención ahora se centra en asegurar una transición de poder suave, ordenada y sin problemas.”
No mencionó el nombre del hombre que lo derrotó, el presidente electo Joe Biden. No ha habido ninguna indicación de la Casa Blanca de que Trump haya, o intente, llamar a Biden para que ceda. Pero los comentarios del presidente fueron un marcado contraste con las declaraciones que hizo el miércoles, cuando animó a decenas de miles de sus seguidores a dirigirse al Capitolio de EE.UU. para interrumpir la sesión conjunta del Congreso en la que los legisladores estaban votando sobre la certificación de los retornos del Colegio Electoral. Trump había tratado de bloquear esa certificación, y una turba de más de 1.000 de sus seguidores se enfrentó a la policía, rompió ventanas y entró en el Capitolio, deteniendo el proceso durante horas. Cuatro personas murieron durante el tumulto.
Trump comenzó su último video hablando de lo que llamó “los atroces ataques” al Capitolio.
“Como todos los americanos, estoy indignado por la violencia, la anarquía y el caos. Desplegué inmediatamente a la Guardia Nacional y a la policía federal para asegurar el edificio y expulsar a los intrusos”, dijo Trump, aunque varias organizaciones de noticias informaron de que el Vicepresidente Mike Pence, que presidía la certificación mientras se desarrollaba el asedio, hizo el llamamiento para movilizar a la Guardia Nacional.
“Los manifestantes que se infiltraron en el Capitolio han profanado el asiento de la democracia americana”, continuó Trump. “Para aquellos que participan en los actos de violencia y destrucción, ustedes no representan a nuestro país. Y a aquellos que violaron la ley, ustedes pagarán”.
El miércoles, en un video que publicó en sus canales de medios sociales y que fue rápidamente eliminado por Twitter, Facebook, YouTube e Instagram, Trump continuó despotricando sobre las acusaciones de fraude electoral que han sido desacreditadas o desestimadas en los tribunales. Afirmó que las elecciones “nos fueron robadas”, y luego prodigó elogios a los partidarios que habían atendido su llamada para viajar a Washington. “Te queremos”, dijo Trump mientras una multitud seguía saqueando el Capitolio. “Eres muy especial”.
El video del jueves no mencionaba las falsas afirmaciones de fraude de los votantes que había pasado semanas soltando. En su lugar, ofreció una explicación que parecía elaborada por un equipo legal que sabía que su cliente podría enfrentarse pronto a posibles consecuencias.
“Mi campaña persiguió enérgicamente todas las vías legales para impugnar los resultados de las elecciones”, dijo Trump. “Mi único objetivo era asegurar la integridad del voto. Al hacerlo, estaba luchando por defender la democracia americana.”
La nueva evaluación de Trump sobre la posición de la elección se produjo cuando los legisladores demócratas presionaron para destituirlo de su cargo, ya sea por la aplicación de la 25ª Enmienda o por nuevos procedimientos de impugnación. Los ex miembros del gabinete de Trump estuvieron de acuerdo en que debía ser removido y el consejo editorial del Wall St. Journal también se amontonó diciendo: “El mejor resultado sería que renunciara para evitarle a los EE.UU. otra pelea de impugnación”.
Sin embargo, con su nuevo video, Trump parecía esperar que su cruzada para mantenerse en el poder fuera simplemente olvidada.
“Acabamos de pasar por una elección tensa y las emociones son altas, pero ahora hay que enfriar los ánimos y recuperar la calma”, dijo Trump. “Debemos seguir con los negocios de América.”
