La lucha por el territorio separatista de Nagorno-Karabakh se desató el martes, sin impedimentos por un alto el fuego negociado por los Estados Unidos, mientras que Armenia y Azerbaiyán intercambiaron culpas por el rápido desenlace del acuerdo.
Azerbaiyán acusó a Armenia de atacar la región de Barda con cohetes, matando a cuatro civiles, incluida una niña de 2 años, e hiriendo a otros 13. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Azerbaiyán denunció el ataque como “otro crimen de guerra cometido por Armenia en los últimos días en flagrante violación de la cesación del fuego por motivos humanitarios acordada”.
El Ministerio de Defensa de Armenia rechazó las acusaciones como “una absoluta mentira y una sucia provocación”. Pero también admitió que las fuerzas azerbaiyanas habían “avanzado en algunas direcciones”.
En un discurso a la nación el martes, el primer ministro armenio Nikol Pashinian prometió que las fuerzas de Nagorno-Karabaj montarán un contraataque con un “efecto destructivo para el enemigo”.
Más temprano ese día, el ejército armenio acusó a las fuerzas azerbaiyanas de disparar contra las posiciones de la guardia fronteriza armenia en la frontera sur del país con el Irán, añadiendo que ha tomado represalias. El Ministerio de Defensa de Azerbaiyán rechazó la declaración por considerarla “falsa y provocadora”.
La tregua negociada por los Estados Unidos se deshizo inmediatamente después de entrar en vigor el lunes, al igual que dos tregas anteriores negociadas por Rusia, con las partes en conflicto culpándose mutuamente de las violaciones.
