Una encuesta que investiga la dieta de miles de mujeres ha arrojado nueva luz sobre el vínculo entre el consumo de proteínas y el envejecimiento saludable.
El estudio, que se basó en datos autoinformados de más de 48.000 profesionales de la salud, encontró que aquellos que consumían mayores cantidades de proteínas, particularmente aquellas de fuentes vegetales, en la mediana edad tenían mayores probabilidades de envejecer de manera saludable.
Los hallazgos del último artículo, publicado en The American Journal of Clinical Nutrition, se basaron en un análisis de los datos de una encuesta recopilados cada cuatro años desde 1984 hasta 2016 durante el Estudio de salud de enfermeras (NHS, por sus siglas en inglés) de larga duración. Las trabajadoras sanitarias implicadas tenían entre 38 y 59 años en 1984 y se consideraba que gozaban de buena salud, tanto física como mental, al inicio del estudio.
Los datos de la encuesta analizados en el último artículo incluían información sobre la frecuencia con la que las personas comían ciertos alimentos, que los autores utilizaron para calcular la ingesta de proteínas.
Evidencias anteriores han sugerido que la ingesta de proteínas desempeña un papel importante en el mantenimiento del estado de salud de los adultos mayores. Sin embargo, ha habido una falta de estudios epidemiológicos que analicen el papel de la ingesta de proteínas en la mediana edad en relación con el envejecimiento saludable en la vejez, la cuestión que explora el último estudio.
Los resultados mostraron que la ingesta de proteínas vegetales se asoció favorablemente con varios marcadores de salud en adultos mayores, incluida una buena función física y un buen estado de salud mental.
Sin embargo, es importante señalar que el último estudio fue de naturaleza observacional, lo que significa que solo pudo identificar asociaciones entre diversas formas de ingesta de proteínas y un envejecimiento saludable. Como resultado, no proporciona evidencia de causa y efecto.
Debido a la naturaleza observacional del estudio, los investigadores tampoco pueden excluir la posibilidad de factores de confusión no medidos que podrían haber afectado sus resultados.
Otras limitaciones del estudio incluyen el hecho de que se basó en cuestionarios autoinformados para evaluar la dieta de los participantes del NHS. Además, los investigadores solo observaron una población específica, compuesta por trabajadoras de la salud (principalmente blancas). Esto limita la generalización de los hallazgos a otras poblaciones.
Como resultado, los investigadores dijeron que se justifican investigaciones futuras para verificar estos hallazgos en otras poblaciones y arrojar más luz sobre los mecanismos subyacentes a las asociaciones entre la ingesta de proteínas y el envejecimiento saludable.
Sin embargo, los autores. Este es un breve resumen.
